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jueves, 13 de agosto de 2009

¿La retirada de los símbolos religiosos "atenta contra la libertad de las familias"?


Fuente: publico.es

La Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), por boca de su Presidenta Isabel Bazo, arremetió hoy contra la intención del Gobierno de retirar los símbolos religiosos de la enseñanza pública, porque "va en contra de la libertad de las familias".

La presidenta de la CECE, Isabel Bazo, criticó también que el Ejecutivo "se está adjudicando así un papel que va contra un derecho constitucional".

Bazo hizo hincapié en la importancia de que se respete "la libertad de las familias para elegir, aún en un centro público, si los hijos se han de educar en la religión católica, o en cualquier otra".

"No entiendo por qué el Gobierno quiere asumir el papel de formar la conciencia de las familias. Se trata de la escuela pública, pero los padres que la eligen están siendo lesionados en todos sus derechos", añadió.

Desde que en 1478 la Iglesia Católica Romana fundó en España la Inquisición, pasando por los 40 años de Dictadura Nacional-Católica previa a la democracia en la que vivimos, a los españoles nos han venido imponiendo más por la fuerza que por la razón, una moralidad, una religión y unos símbolos que en nada se basaban en la "libertad" que la señora Bazo tanto reclama.

La CECE, patronal de Centros de Enseñanza vinculados de una forma u otra, a la Iglesia Católica, no tienen ningún problema para aceptar las subvenciones económicas del "Estado laico y opresor", y se permite la utilización del término "derecho constitucional" para definir la perpetuación de una situación anacrónica y antidemocrática.

Nadie la puede decir a un colegio concertado, a pesar de mantenerse con fondos públicos, que si su definición es religiosa deba retirar los símbolos católicos.

Nadie dice que en el aula donde se imparta la religión católica no pueda haber simbología de esa religión.

Pero los mismos que protestan por el hijab de las musulmanas, o por las molestias de mezquitas y centros de culto evangélico, defienden con uñas y dientes que sus símbolos religiosos permanezcan omnipresentes en el ámbito público.

La Constitución Española establece en su artículo 16.3 que "ninguna confesión tendrá caracter estatal", y por tanto ninguna simbología religiosa debe tener el usufructo en exclusiva del ámbito público estatal.

En una sociedad como la actual, dentro de un aula, profesores incluidos, conviven católicos, cristianos de varias confesiones no católicas, judíos, musulmanes, otras religiones e incluso agnósticos, ateos, o simplemente indiferentes.

A algunos les traerá sin cuidado si un crucifijo preside el aula, pero para otros puede resultar molesto o incluso desagradable. Y esto, teniendo en cuenta la aconfesionalidad del Estado y que, otros asuntos aparte, la enseñanza pública se sustenta con impuestos pagados por todos, católicos o no, es perfectamente entendible, al menos desde posicionamientos realmente democráticos, que no debe haber en las aulas de los centros de enseñanza pública, salvo en las destinadas a la enseñanza de la religión, ningún símbolo de ninguna confesión religiosa.

Rasgarse las vestiduras, atacar al Gobierno, o empuñar los "presuntos derechos y la libertad" para seguir manteniendo una situación confesional y excluyente, sólo tiene un nombre por duro que parezca : fundamentalismo religioso.

1 comentario:

Carlos Méndez dijo...

El pasado pesa mucho , lo que hoy damos como prescindible en la educación , antes era la base y sustento moral de la sociedad de años atras .